La cuarentena quebró en el Conurbano la representatividad del PJ y hay un escenario explosivo
El historiador y especialista en el Gran Buenos Aires, Jorge Ossona, describe crudamente el hartazgo en amplios sectores del segundo y tercer cordón del GBA con el peronismo y la política. Pronostica un orden social agotado con características explosivas. La cuarentena quebró la relación con el PJ.
Después del resultado de las PASO en el Gran Buenos Aires donde el tradicional aparato del peronismo, financiado por el Estado nacional, bonaerense y de los municipios, no pudo asegurar siquiera el voto de su base electoral, se ha comenzado a hablar de un cambio de paradigma basado en las consecuencias no previstas de la cuarentena. “Hay hartazgo en amplios sectores del segundo y tercer y cordón del GBA en torno a la vida que se lleva desde hace muchos años, hay un orden social definitivamente agotado que tarda en morir”, describe a MDZ el especialista Jorge Ossona. Pronostica además un escenario peligroso con características explosivas.
Jorge Ossona es un especialista en el Gran Buenos Aires. No sólo porque vive en ese distrito y escribió el libro “Punteros, malandras y porongas: Ocupación de tierras y usos políticos de la pobreza”, y es autor de uno de los capítulos de “Conurbano infinito”, dos trabajos que reflejan su pasión por entender una tierra compleja. Además, es profesor de Historia, egresado de la Universidad de Belgrano. Actualmente se desempeña como docente e investigador en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA y es investigador del Centro de Estudios de Historia Política (CEHP) de la Escuela de Política y Gobierno de la Universidad Nacional de General Sarmiento y miembro del Club Político.
“Te lo voy a resumir con lo que me dijo una referente territorial: estamos hartos de vivir así, de mendigar comida, estamos hartos de que no destraten”, comenta. Ossona considera que “todo lo que ha pasado durante la cuarentena fue una lupa sobre cómo los percibe la dirigencia peronista», con frases desafortunadas como la de Daniel Gollan (sobre que había haber puesto más platita a la gente).
“En los barrios dicen: así nos miran los nuestros, no Macri gato, y ellos viven muy bien, son otra clase social y no les interesa lo que nos pasa”, explica el experto. En relación a la posibilidad que el oficialismo pueda dar vuelta la elección en noviembre, responde “le tengo mucho respeto a los aparatos y a los recursos que mueven, pero cuando se rompe la confianza es muy difícil reconstruirla. La mayor parte de la gente que no voto es el electorado de ellos”.
Ossona sostiene que “el mensaje parece que fue: no te voy a votar en contra, pero tampoco a favor. Ese fue el voto que realmente ganó, de la heladera vacía a la urna vacía”. Además, agrega “hay grietas internas entre los Barones y La Cámpora y no aparecía la plata para hacer los actos. Pero también es cierto que cuando hay una ola de bronca no hay manera de detenerla. Por eso era preferible para los intendentes la abstención que un voto en contra”.
Uno de los intelectuales que mejor interpreta al Conurbano explica “que tampoco hay una oposición capaz de capitalizar el descontento. Hay un rechazo al sistema político tal como funciona. La señal de alarma es el entusiasmo que genera Javier Milei también entre los chicos del GBA. Asombra a los propios referentes del PJ. Ellos no se hicieron liberales, se entusiasman porque habla contra la casta, lo que ellos llaman la estructura, un grupo de gente dedicado a la explotación de la pobreza. El oficialismo y la oposición deben recorrer los territorios, acompañar en lugares pauperizados donde se nota la ausencia de todos”.
“No hubo empatía, entonces en las barriadas dicen: así que yo no te importo y te reunías tomando champagne mientras nos encerrabas y se morían familiares y amigos, bueno vos sos gorra, sos tranza, corrupto, sos carga y vivís en Puerto Madero”, describe con crudeza Ossona. Y explica que ese léxico y enfoque crítico “se registra mucho en las letras de los raps de los chicos, ahí hay una mirada de cómo se ve a los de arriba, incluyendo a la estructura, así se denomina al partido y al poder municipal”.
“También molesto mucho la mirada frívola sobre la marihuana del oficialismo y la oposición porque en los barrios es un peligro es el camino al paco. Cuando Mario Ishii hablo de las ambulancias y las pastillas se refería al rivotril que es lo que consumen los pibes mezclado con vodka y un poco de paco”, comenta sin anestesia. Ossona además aporta: “se sabe muy bien que el tranza es el que les compra a los chicos los celulares a cambio de droga. Y también todos saben que el tranza está vinculada al policía jefe de calle y que esté responde al comisario. El jefe de calle es el que cobra para distribuir con el comisario y el intendente”.
Luego de un descarnado repaso por el GBA, plantea: “Es el desconocimiento de lo que le pasa a los más necesitados. Nadie los representa y los intermediarios son venales, les cobran comisiones por los planes, le descuenten por no ir a los actos, le desabastecen los comedores comunitarios”.
“Todo esto ha convertido al poder estatal y municipal en una oligarquía que pierde representación abajo. Es un fenómeno peligroso. Si no hay elite de sustitución. Después de lo que pasó en la cuarentena si esto explota va a hacer un ruido tremendo. Hay mucha bronca acumulada”.
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