Con déjà vu de Néstor en 2005, Alberto Fernández decidió mojarle la oreja a Joe Biden
Alberto Fernández intentó imitar a su jefe político Néstor Kirchner cuando en la Cumbre de las Américas de 2005, en Mar del Plata, maltrató a George Bush. Pero el expresidente fallecido había acumulado poder. En cambio el actual jefe de Estado desafió a Joe Biden gratuitamente.
Cuando era jefe de Gabinete de Néstor Kirchner, Alberto Fernández observó muy de cerca cómo su referente político pateaba el tablero siendo anfitrión de la Cumbre de las Américas en Mar del Plata y, por primera vez, blanqueaba su alianza con Hugo Chávez para maltratar al entonces presidente de los Estados Unidos, George Bush. Hasta Diego Maradona y Luís D`Elía formaron parte del show con una “contracumbre”. Al parecer ese déjà vu estuvo presente en el discurso de ayer en Los Ángeles donde con mejores modales el jefe de Estado no hizo otra cosa que desafiar gratuitamente a Joe Biden.
En el mundo diplomático acreditado en Buenos Aires pudo percibirse un fuerte impacto por el contenido agresivo de las palabras elegidas por Fernández. “Tomó un camino de estudiantina en forma absolutamente gratuita, en este siglo nadie maneja así la política exterior y mucho menos cuando se basa en vínculos personales”, comenta a MDZ un vocero de una embajada de la región. Claro, algunos hasta se remontaban al discurso de Raúl Alfonsín en los jardines de la Casa Blanca cuando desafió a Ronald Reagan, mientras el entonces ministro de Economía, Bernardo Grinspun, negociaba con el FMI.
Volviendo a Kirchner, sin duda el contexto mundial y local era absolutamente disímil al actual. El expresidente, más allá del juicio de valor que se haga de su política exterior, avanzó en su alianza estratégica con los Gobiernos populistas de la región luego de haber ganado las elecciones legislativas de medio término jubilando a Eduardo Duhalde, una vez que Cristina Fernández de Kirchner derrotó ampliamente en la provincia de Buenos Aires a Hilda González, “Chiche”. Acumuló tanto poder que se dio el lujo de despedir a Roberto Lavagna.
Todo lo contrario a Alberto, quien cada día exhibe su debilidad política y viene de una derrota electoral en los comicios del año pasado y nunca se animó a romper con quien lo hizo presidente, pese a las recomendaciones de su entorno y de varios gobernadores y dirigente sindicales. No cabe ninguna duda que el jefe de Estado no está en condiciones de mojarle la oreja a Biden, el mandatario que lo ayudó a cerrar el acuerdo con el Fondo.
Y lo que es peor aún, dejó muy mal parados al equipo político de la Casa Blanca liderado por Juan González y Jake Sullivan, quienes siempre se mostraron amigables con su Gobierno contra la dura intransigencia del Departamento de Estado. Con el discurso de ayer queda bien con su vicepresidenta, pero vuelve a poner a la Argentina fuera de la alianza occidental en un contexto internacional áspero y más complicado para los países emergentes y sin financiamiento externo.
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