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lunes, 6 de  abril de 2020

Déficits fiscales y emisión monetaria en tiempos de pandemia

Déficits fiscales y emisión monetaria en tiempos de pandemia

La existencia de déficit fiscal y la emisión significativa de dinero no es mala ni buena en sí mismo, sino que su existencia es apropiada o no dependiendo del contexto en que tal déficit fiscal e emisión se incurran.


Por el Lic. en Economía Gabriel Sullivan

Para combatir las recesiones, como por ejemplo esta de nivel mundial que está comenzando, la teoría económica establece medidas de distinto tipo, unas denominadas de política monetaria, y otras de política fiscal.
Estas medidas intentan, directa o indirectamente, aumentar el consumo y la inversión, de manera tal de evitar que la actividad económica se detenga e incluso buscan lograr que se recupere e incremente su magnitud.

Un ejemplo de política monetaria en tal sentido son las que conducen a una reducción de las tasas de interés. Esta reducción hace que los créditos sean más accesibles al público y las empresas, impulsando el consumo y la inversión.

Un ejemplo de política fiscal al respecto es el aumento del gasto público, por ejemplo a través de la inversión en obra pública o el otorgamiento de subsidios. De esta manera, el estado también impulsa el consumo y/o la inversión, directa o indirectamente.

En el marco de estas medidas, si el Estado necesita aumentar sus erogaciones y no cuenta con superávit (recaudación de impuestos superior a los egresos públicos), o bien no obtiene créditos, podría recurrir, con la observación que se realizará más adelante, a la emisión monetaria (impresión de dinero).

En 2008, cuando comenzó la crisis de los créditos hipotecarios “subprime” en los Estados Unidos, la Reserva Federal -FED- (el “banco central de dicho país) adoptó los conocidos “Quantitative Easings” (QE). Éstos consistían en transacciones por medio de las cuales la FED introducía en el mercado el dinero que imprimía a través de la compra de bonos públicos que había emitido mucho tiempo atrás y se comercializaban en el mercado bursátil. Esta mayor disponibilidad de dinero en la economía reducía las tasas de interés, promoviendo el consumo y la inversión.

Fue en ese contexto que el presidente de la FED, Ben Bernake (que había sido profesor universitario en la Universidad de Princeton, especializado en la crisis de 1930), utilizando la frase de un famoso economista que más adelante vamos a identificar, enunció que si era necesario para evitar la crisis “tiraría dinero desde un helicóptero”. Con esta metáfora, Bernake indicaba que estaba dispuesto a inundar la economía norteamericana de dinero, que imprimiría, para evitar que los Estados Unidos entraran en recesión. Y es lo que hizo a través de los referidos “Quantitative Easings”. Y la Economía de los Estados Unidos no sólo no entró en recesión sino que comenzó a recuperarse y a crecer.

En el mismo momento, en el marco también de la misma expectativa de recesión, del otro lado del Atlántico, la Unión Europea no se ocupó por estimular la demanda, e incluso hizo lo contrario acentuando la exigencia a sus países miembros para que redujeran aún más su déficit fiscales. La reducción de los déficits fiscales implicó menos consumo, “menor cantidad de dinero en la economía”, no evitando el ingreso de la UE a una recesión que duró años.

Ahora bien, al presente nos encontramos a la puerta de una recesión consecuencia de las medidas de orden sanitario que globalmente se adoptan para contener la expansión de la pandemia. La necesidad de aislamiento implica que las actividades económicas no esenciales hayan disminuido o directamente detenido su actividad, lo que lleva a la disminución del consumo y las inversiones, “motores que mueven la economía”.

Ante esta nueva coyuntura el gobierno de los Estados Unidos adoptó fortísimas medidas de política fiscal, como ser el incremento en los subsidios por desempleo, “créditos blandos” al sector privado y medidas de alivio impositivo (como prórrogas en el pago de éstos). Esto significa para el estado norteamericano la necesidad de un 1,85 billones de dólares, el plan económico más grande, en término de cantidad de dinero, más grande la historia de Estados Unidos.

Esta necesidad inmediata de tal cantidad de fondos adicionales por parte del estado se da en un contexto en el cual el gobierno norteamericano presenta año tras años déficits fiscales y crecimiento de su endeudamiento. A pesar de estos déficits y endeudamientos, los nuevos bonos que va emitiendo la FED siguen teniendo compradores en el mercado, pero no le es posible al tesoro norteamericano una emisión de bonos en la magnitud de recursos necesarios ante esta emergencia. Luego, ¿Qué es lo que probablemente realice la FED?, emitir dinero.

En esta oportunidad, la UE está respondiendo en igual sentido que los Estados Unidos, es decir, buscando impulsar la demanda para evitar la recesión. Ejemplo de esto es el relajamiento que hace pocos días adoptó la UE en cuanto al nivel de déficit que los que pueden incurrir los estados comunitarios.

Al referirnos a Europa, no podemos dejar de aludir al país que a nivel global fue el primero en tomar fuertes medidas de política fiscal para sostener la actividad económica. Nos referimos a Dinamarca. Hace aproximadamente dos semanas, el gobierno danés anunció que, por tres meses, se hacía cargo del 75% de los salarios del sector privado y del 80% de sus costos fijos.

Ahora bien, volviendo a la frase del helicóptero que referimos antes, la misma había sido creada a fines de la década del 60 por el economista estadounidense Milton Friedman, quién fue galardonado con el Premio Nobel de Economía. Pero el contexto en que este economista expresó esta frase era muy distinto a aquel en que el mundo se encontraba en 2008 y se encuentra en la actualidad. Y su intención al enunciarla fue muy distinta con la que la dijo Ban Bernake en 2008, y con la que muchos economistas aconsejan hoy la “helicopter money” (“moneda de helicóptero”).

A fines de la década del 60 y principios de la del 70, los países desarrollados estaban atravesando una situación de relativo estancamiento económico y con una gran diferencia con el escenario actual, que era la existencia de tasas inflacionarias mayores al 10%, las que se resistían a bajar. La reducción de la inflación era uno de los grandes desafíos que debían superar los países desarrollados.

Fue en ese marco que Milton Friedman demostró contundemente que la inflación que los países centrales experimentaban se originaba en el aumento constante de la cantidad de dinero en la economía. La inflación encontraba su causa en que los gobiernos “tiraban dinero desde los helicópteros”, o sea, imprimían dinero por encima de la cantidad que las economías nacionales podían “absorber”.

Lo que el premio noble demostró llevó a los países desarrollados a reducir la causa de sus desproporcionadas emisiones monetarias, sus déficits fiscales. Y las resistentes tasas inflacionarias finalizaron cediendo.

De lo expuesto se desprende que hubo momentos en la historia económica que la emisión significativa de dinero generó inflación y no crecimiento y otras en que evitó ingresar en una recesión e incluso lograr crecimiento económico.

Es decir, los déficits fiscales y la fuerte emisión monetaria no son buenos ni malos en sí mismos, sino que su carácter de virtuosos o perjudiciales dependen del contexto en el cual se incurren.

Los países centrales vienen experimentando en los últimos años tasas de inflación por debajo de las metas que al respecto se han fijado (2%). Incluso han estado temiendo caer en procesos deflacionarios.

Por lo tanto, en estos momentos de coronavirus, el hecho de que los países desarrollados aumenten sus déficit fiscales y su emisión de dinero, no implican ningún riesgo de tasas de inflación no deseadas y, por el contrario, serían medidas adecuadas para sostener y aumentar la actividad económica.

Es en el marco de esta intervención del Estado a través de políticas fiscales que este autor propuso en otro artículo determinados subsidios públicos que “fuercen” a los que los reciben a gastarlos en consumo .

Los déficit fiscales y la emisión monetaria en el contexto económico argentino actual

La situación económica argentina, en lo que se refiere a los niveles de tasa de inflación, hace años que no es la europea.

El dilema que plantea la teoría económica es que las medidas que ayudarían a contener la inflación afectan la actividad económica y viceversa.

Luego, las autoridades económicas argentinas se encuentran en la difícil tarea de buscar un equilibrio entre ambos tipos de medidas.

Conclusión

De lo expuesto podemos concluir que la existencia de déficit fiscal y la emisión significativa de dinero no es mala ni buena en sí mismo, sino que su existencia es apropiada o no dependiendo del contexto en que tal déficit fiscal e emisión se incurran.

En el escenario actual, en que las medidas sanitarias para contener la expansión de la pandemia estarían afectando el nivel de actividad económica, los países centrales han decidido aumentar sus déficits fiscales y la emisión de dinero, lo que es acorde con lo que recomienda la teoría económica ante este tipo de situaciones.

En cuanto a la Argentina en particular, con tasas de inflación elevadas desde hace años, las autoridades económicas se enfrentan con el gran desafío de lograr un equilibrio entre las medidas económicas que contengan la inflación y las que impulsen la actividad económica.


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