La campaña en Tucumán se caracteriza una vez más por el clientelismo y las dádivas
Juan Manzur se puso la campaña del Frente de Todos tucumano al hombro. Su objetivo inicial es derrotar al vicegobernador Osvaldo Jaldo, quien desafía su liderazgo. También mira de reojo la PASO de Juntos por el Cambio entre tres listas. Ricardo Bussi anda entre 18 y 20%.
Es candidato suplente a senador nacional, pero se mueve como si encabezara la lista. El gobernador Juan Manzur sabe que el 12 de septiembre se juega mucho. Necesita ratificar su liderazgo frente al desafío que supone la candidatura de su vicegobernador Osvaldo Jaldo. Todo en un escenario de clientelismo y dádivas a cambio de votos. Cada vez menos disimulado por la desesperación de gran parte del electorado.
Además, el gobernador espera no solo que su lista de senadores encabezada por el diputado Pablo Yedlin sea la más votada, sino que la suma de las tres boletas de Juntos por el Cambio no esté cerca de lo que obtenga el peronismo. Si derrota a Jaldo sabe que esos votos van a ir a su lista en noviembre.
Según los últimos números de Hugo Haime, un experto a la hora de medir Tucumán, el oficialismo está sumando con las dos listas un 40% contra el 30% de JxC y Ricardo Bussi oscila entre en un 18/20%. Pero en la provincia también se percibe apatía y desencanto con la política. Claro que frente al aumento considerable de la pobreza y la indigencia el clientelismo de los aparatos estatales estará más presente que nunca.
Lamentablemente en territorio tucumano la dádiva para lograr votos siempre funcionó y mucho más ahora luego de la crisis de la pandemia. Manzur tiene 100 mil empleados públicos, 300 mil planes sociales y una chequera enorme para repartir bolsones de comida y demás prebendas. Contra eso y una oposición dividida y peleada se hace cuesta arriba. De ahí las críticas que aún se escuchan por haberse negado a incorporar al bussismo a la coalición opositora, como impulsaba el candidato a senador radical e intendente de Yerba Buena, Mariano Campero.
El otro que cuenta con muchos recursos públicos también es de origen peronista. Se trata del intendente capitalino, German Alfaro, quien encabeza otra lista de JxC como candidato a senador testimonial. Por eso lleva en segundo lugar a su esposa Beatriz Ávila, una diputada que coqueteó con el bloque de José Luis Ramón y luego retornó a la bancada que conduce Mario Negri. Es probable que el aparato municipal le sirva a Alfaro para ganar la PASO opositora, aunque no tiene muchos votos en el interior. La tercera boleta es encabezada por José Cano como postulante al Senado y Silvia Elías de Pérez a diputados.
Evidentemente la calidad institucional de Tucumán deja mucho que desear. No solo por el clientelismo y las dádivas, sino también porque hay tres candidatos testimoniales: Manzur, Jaldo y Alfaro. Ponen sus apellidos para traccionar votos.
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