La movida K evidencia que CCFK también está debilitada
Ante los frustrados intentos de Cristina Kirchner para intervenirle el gabinete al presidente Alberto Fernández, está vez optó por una “asonada” que apuntaba a vaciarle el gobierno para condicionarlo aún más. Hasta ahora no ha logrado el resultado buscado y exhibe señales de debilidad.
Más allá del desenlace que tenga la severa crisis que hace crujir al Frente de Todos, desde hace varios meses ha comenzando a quedar en evidencia que Cristina Fernández de Kirchner no tiene el poder suficiente para marcarle la cancha o imponerle un nuevo gabinete a Alberto Fernández.
Y lo intentó, desde la carta del año pasado reclamando contra “los funcionarios que no funcionan”, el discurso del 10 de diciembre en La Plata reclamando directamente un cambio de Gabinete y de rumbo, hasta el frustrado intento en el cierre de listas de intentar desplazar al jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, mandándolo como primer candidato a diputado nacional en la provincia de Buenos Aires. Pero no logró casi nada, apenas la previsible salida de Marcela Losardo del Ministerio de Justicia. Y encima no desembarco un ultra K como pretendían en el Instituto Patria.
Si bien es cierto que Alberto se ha devaluado a pasos acelerados, también hay que tener en cuenta que la derrota del domingo golpeó a Cristina con el fantasma de no poder seguir controlando el Senado, su protegido Axel Kicillof también salió golpeado y el mismo destino sufrió La Cámpora. Es decir que si la vicepresidenta antes de las PASO encontraba limitaciones para relanzar un gobierno que no le agrada y mucho menos cambiarle el equipo ministerial al jefe de Estado, es probable que ahora le resulte más complicado. En fuentes oficiales se destaca que la movida de que los funcionarios K pusieran su renuncia a disposición no tiene el mismo efecto que si hubieran sido indeclinables.
Además, Alberto Fernández, desde la debilidad, ha logrado concitar el apoyo de sectores estratégicos dentro del establishment del peronismo frente a la asonada de su vicepresidenta, como el de la mayoría de los Barones del Gran Buenos Aires, varios gobernadores, con el tucumano Juan Manzur a la cabeza, el Movimiento Evita que llama a una movilización para respaldar al presidente y la conducción de la CGT.
Concretamente, el conflicto escala pero con una relación de fuerzas más pareja que hace un tiempo. El hartazgo de estos sectores con CFK y La Cámpora es cada vez más un indisimulable, sobre todo después de la derrota en las urnas. La pregunta del millón pasa por dónde se va a parar Sergio Massa y que rol va a en jugar en esta crisis que roza lo institucional.
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