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viernes, 9 de  julio de 2021

Por qué a Máximo Kirchner le cuesta “nacionalizar” el proyecto de La Cámpora

Por qué a Máximo Kirchner le cuesta “nacionalizar” el proyecto de La Cámpora

El camporismo no atraviesa su mejor momento político. La mala performance del gobierno nacional y la caída de la imagen del kirchnerismo le empieza a poner límites al proyecto de avance de la organización de Máximo Kirchner en Buenos Aires y a nivel nacional.


Por Beto Valdez.

El entusiasmo inicial de La Cámpora luego del regreso al poder en 2019 se fue desinflando paulatinamente. La mala gestión del presidente Alberto Fernández y del gobernador Axel Kicillof comenzó a cambiar los planes de expansión y crecimiento territorial a nivel nacional.

La estrategia inicial de Máximo Kirchner apuntaba a desembarcar con el camporismo en las conducciones del PJ en cada provincia para darle a sus cuadros competitividad para pelear por varias gobernaciones. Obviamente, el desafío prioritario siempre fue la provincia de Buenos Aires y especialmente el Conurbano. Pero en esos pagos las cosas tampoco lucen bien para el diputado Kirchner.

La emergencia que han generado las últimas encuestas sobre la pérdida de imagen y votos del oficialismo se ha transformado en un límite para la ofensiva electoral del camporismo. Saben en el oficialismo que, en un contexto de rechazo a la radicalización K, perfiles como el de Fernanda Raverta, titular de la ANSES, o Luana Volnovich, gerenta general de PAMI, espantan votos de sectores moderados.

Y encima los últimos sondeos indican que los Barones del GBA miden mejor en sus territorios que Fernández y Kicillof. Con lo cual las figuras cuestionadas por La Cámpora hoy se transforman en indispensables para este turno electoral. Este escenario puede postergar el intento de recambio generacional en varios territorios de la Primera y Tercera Sección Electoral. Mientras los alcaldes del PJ siguen presionando para ser habilitados para una reelección más.

En el escenario nacional, el camporismo todavía no pudo lograr que Máximo se siente al frente de la conducción del PJ bonaerense. Solo han logrado que el senador Mariano Recalde se transforme en titular del peronismo porteño, un distrito hostil al FTD, Anabel Fernández Sagasti en Mendoza y el intendente de Ushuaia, Walter Buoto en Tierra del Fuego, una de las figuras de esta organización que ha llegado a un cargo ejecutivo como Mayra Mendoza en Quilmes.

Ahora, apuntan a que el diputado nacional José “Pitin” Ruiz Aragón pueda pelear por el PJ de Corrientes y la candidatura a gobernador contra el radical Gustavo Valdes, elección desdoblada que se realizará el 29 de agosto antes de las PASO.

En el resto de las provincias de peso le está costando avanzar pero consolidan poder. En Santa Fem el jefe camporista es el diputado Marcos Cleri, quien no tiene buen vínculo con el gobernador Omar Perotti, y en Córdoba manda la diputada Gabriela Estevez. Ambos manejan fondos y estructuras de la ANSES pero aún no están para dar el gran golpe político.

El actual escenario exhibe un replanteo de tiempos y estrategia por parte de La Cámpora. No cabe duda de que el principal objetivo es poner “escondidos” diputados, legisladores provinciales y concejales en todos lados pero sobre todo en la provincia de Buenos Aires. Y el paso siguiente es apostar todo a la consolidación de Máximo para que pueda llegar en el 23 a la gobernación bonaerense. Un objetivo bastante complicado porque el hijo de la vicepresidenta tiene una imagen negativa muy alta.



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